La Grandeza del Antiguo Oriente.

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No es común que escriba sobre estos temas en el blog, pero el domingo recién pasado – por asuntos laborales – tuve obligadamente que viajar a Santiago. Por lo temprano de mi llegada a la Región Metropolitana (personalmente no soy un fan de ella) tuve que idearme un panorama para no engendrar el ocio estando en el hotel, fue en ese momento que se me vino a la mente la exposición del Ejercito de Terracota en el Centro Cultural de la Moneda, que no quedaba a más de cuatro cuadras de donde me hospedaba.

El pago de la entrada para acceder a la exposición es bastante expedito, al mismo tiempo que el valor de la misma esta en una precio accesible para todo público $1000 y $ 1500, se ofrecen visitas guiadas – orientada a extranjeros principalmente – no recomiendo tomarlas porque el guía se limita a recitar de memoria lo que esta escrito en los carteles y vidrios de las diferentes objetos en exposición y explica a grandes rasgos o vagamente  los eventos destacados de la historia Imperial China. Iniciando el recorrido – grupal o individual – lo primero que salta a la vista son las dos grandes figuras hincadas  que representan a soldados del Ejército de Terracota (arqueros según la exposición), se encuentran sobre dos arcos de color negro que permiten transitar por debajo de ellos y así ingresar a las diferentes exposiciones.

El recorrido comienza en la Sala Han, donde se exponen figuras de cerámica y madera, y artículos domésticos de la época. La principal característica de este salón es la dinámica audiovisual que recibe a los visitantes, que permite de manera entretenida entender el contexto en que se desarrollo esta parte de la historia de la antigua China, en que señalan los innumerables logros y avances de la administración de esos tiempos como sus creencia en el Ying y Yang. Posteriormente, se aprecia los diferentes objetos en exhibición – lamentablemente esta prohibido tomar fotografías al interior de la sala.

Terminando de ver la colección Han se puede ingresar a la Sala Qin (ubicada al otro extremo), en ella se expone el publicitado Ejército de Terracota, que tampoco se puede fotografiar. Es un salón en que la principal atracción es un carruaje de bronce tirado por cuatro caballos que representan a cada estación del año, una decepción para el visitante es saber que es una replica como la mayoría de lo que se exhibe en esta sección, a excepción de una cabeza de un soldado de terracota que es original. En una sección adyacente, se muestran ocho soldados de Terracota, sólo dos originales lo demás son replicas, que comprende 2 caballos, 2 arqueros hincados y 2 de pie, 1 general, 2 soldados y 1 cochero, con un juego de luces y medios audiovisuales para generar ambiente.

La exhibición es un agrado, pero por lo que vi no genera un éxodo masivo de personas al Centro Cultural. Sin embargo, pese a lo positivo de la exhibición hay criticas que no se pueden obviar como son la prohibición de tomar fotografías – principal afán del visitante – de la exposición, la desmedida oscuridad que prevalece en las dos salas y que a rato impide dar lectura de los textos impresos en adhesivo transparente con letras color rojo y finalmente el descuidado mantenimiento de la leyendas explicativas de los objetos en exhibición, que por la desconsideración de algunos padres que permiten que sus hijos raspen las letras de los escritos y que finaliza con la supresión de parte importante del texto.

No obstante, recomiendo visitar el Centro Cultural de la Moneda porque es una buena instancia para interiorizarse de otras culturas y conocer parte de la nuestra. Además, de pasar un rato agradable en familia o disfrutar de un paseo en soledad para ordenar las ideas.

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